Las aguas llenen el vacío
que me impulsa a llorar
que los mares de todos los
océanos arrastren mi congoja
que se apiada de mí y me
lleva al elixir del olvido
donde quiero olvidar mi
desgraciada alma en pena
donde quiero compartir con la
tierra mi soledad.
Las estrellas que sean
amantes de mi eterna y sola compañía.
Por cada gota de sangre,
he existido.
Por cada lágrima
derramada, he sufrido
sin recibir el alivio del
amor, que parece olvidado en una caja, en un rincón viejo y solitario.
Cerrado bajo llave está,
sin que nadie consigue atisbarlo
mi corazón se pudrirá en
la soledad que siempre ha estado, sin
que venga a salvarle el
caballero andante de sus dulces y vacíos sueños.
Pobre niña que siempre ha
soñado con su príncipe azul
la pobre niña, no sabía
que no existía los príncipes azules,
la pobre se quedaría sola
esperando con su caja de latón
dónde está guardado su
joven corazón.
Por cada gota de sangre,
he existido
por cada lágrima amarga,
he sufrido la eterna soledad.
Nadie va salvarme, nadie
oirá mis gritos de mi alma desgarrada.
Vacía estoy como mi
cuerpo sin vida
y mi corazón guardado en
una caja de latón olvidado
pudriéndose como yo en mi
eterna
muerte.
Las estrellas me acompañan
la tierra me abraza, pero
no llega calentar mi cuerpo inerte.
Estoy vacía.
Y mi corazón olvidado en
una caja de latón.
Quise amar y nadie me
amó.
Quise conocer el amor pero
no lo alcancé atisbar.
No llegó mi príncipe,
ahora muerta estoy.
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